Cremación. III El Horno Crematorio.

Retomando un poco las primeras notas que componen ésta serie sobre la cremación, podemos definimos este ritual funerario como: la reducción a cenizas de un cuerpo, restos cadavéricos o restos humanos, a través del fuego.

Como bien hemos señalado, esta práctica tiene origen y registro desde el neolítico; la primera forma estructurada para realizar la incineración fue la Pira Funeraria, una estructura de madera donde se coloca el cuerpo a la cual se le prende fuego para que se consuma simultáneamente a los restos mortales.

Cultural y religiosamente la pira funerario o hoguera son utilizadas principalmente por los pueblos los Hindúes y Tailandeces; en celebraciones y conmemoraciones como la Noche de Guy Fawkes, en el Reino Unido; y hasta en las culturas romana, griega y vikinga, con una variable al haberlas hecho también en el mar.

Con la llegada de los crematorios y su formalización, llegaron también los Hornos Crematorios.  Hornos industriales que alcanzan temperaturas muy altas que van de los 870ºC a 980ºC,  y que cuentan algunas mejoras orientadas a una desintegración de los restos más eficiente, tales como una llama dirigida especialmente al torso donde se concentra la mayor cantidad de masa corporal.

Son diversos los combustibles que se utilizan para el funcionamiento de un Horno crematorio, van desde gas natural hasta el propano.

Hoy en día la mayoría de estos son maniobrados a través de sistemas computarizado que le permiten al operador eficientar su trabajo, disminuir la contaminación emitida e incrementar  la seguridad del personal.

La cremación puede durar en promedio, de 2 a 3 horas según el peso del cuerpo. Un Horno Crematorio regular está diseñado para incinerar un cuerpo a la vez.

Foto: AP vía BBC http://news.bbc.co.uk/2/hi/in_pictures/7238920.stm

 

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